Eres perfeccionista y autoexigente, lo que hace que en ocasiones te retrases en tu trabajo, pues necesitas que este “perfecto”.
Te dices frases como «no es suficiente», “podrías hacerlo mejor” o te tratas de forma poco amable.
Sientes que no tienes las capacidades para el cargo que desempeñas, aunque objetivamente esto no es así, eres capaz y una excelente profesional.
Te cuesta establecer límites sin sentirte culpable, lo que hace que te sobrecargues de responsabilidades.
No sabes muy bien cómo manejar tus emociones.
Estás angustiada, irritable y/o cansada, en un círculo vicioso, del cual no sabes cómo salir.
Temes al error, retrazándote en la ejecución de actividades y bajando tu productividad.
No muestras tus capacidades, ni hablas de tus logros, te cuesta opinar y te guardas valiosos aportes, lo que frena el desarrollo de tu carrera profesional.
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